“Y usted, no pise ese
escudo”
Lo dijo Luis Aragonés y, aunque su contexto no tiene nada que
ver con el significado que aquí se le va a dar, sirve para todos aquellos
profesionales que se dedican al fútbol. Como casi cualquier lección que nos
enseñó el maestro, por otra parte. Luis, ‘el Sabio’, ‘Zapatones’, ese viejo
cascarrabias que se fue habiendo dejado escrita toda su leyenda y parte de la
de nuestro fútbol, también fue azulón. No sé cómo defendió la camiseta del
entonces Club Getafe Deportivo, donde debutó allá por la temporada 1956-57,
pero sí sé que en un pasado más reciente dejó la frase que ha de guiar hoy a la
plantilla del Getafe Club de Fútbol.
Tras once jornadas consecutivas sin ganar, en las que
únicamente ha sumado dos empates, el azulón se está volviendo negro. Con este
panorama el principal problema no son las estadísticas, ni siquiera el fútbol;
son las sensaciones. En una situación tan drástica hay algo que no se puede
negociar: esforzarse al máximo. Que llegue cualquier equipo y te gane claramente
porque ha sido mejor, vale; que te supere en ganas, trabajo y actitud no se
puede permitir. Y eso, básicamente, es lo que le sucedió al Getafe en Vallecas,
así como en las cuatro salidas anteriores, en las que el mejor resultado fue un
3-0 en contra.
A estas alturas ya no es cuestión de jugar bien al fútbol,
tampoco de ganar. Lo que se les pide es la regla básica del fútbol: competir. Pelear
cada balón como si fuera el último, dejarse hasta la última gota de sudor,
exigirse como si no hubiera más en el mundo que la próxima jugada. No consentir
que el rival llegue un segundo o diez centímetros antes a la pelota. Usted,
futbolista que defiende la camiseta del Getafe, defiéndala ahora más que nunca.
No se permita que nadie le pueda reprochar que no se ha dejado hasta el último
gramo de energía. Luche, gane cada balón dividido que está perdiendo. Sufran en
el césped como les están sufriendo en la grada. Quien da todo lo que tiene no
está obligado a más. Dalo todo, Geta.
Gane, empate o pierda; marque o falle; acierte o yerre;
sálvese o descienda. Pero, por favor, no pise el escudo que lleva al pecho.
Vivar Dorado, Gica, Contra o Belenguer no lo hicieron.