sábado, 24 de agosto de 2013

Mal inicio de Liga

Contradicción Luis García
 
En realidad la contradicción soy yo. A veces pienso que me aburre hasta la saciedad el juego del Getafe de Luis García, pero de repente caigo en que lleva aquí dos años en los que ha salvado al equipo con mucho excedente de jornadas. Ya no sé qué pensar. Una cosa tengo clara: guste más o guste menos, el entrenador madrileño es un gran profesional que cumple con su trabajo (y sus objetivos). Y por eso, guste más o guste menos, hay que respetarle. La profesión de entrenador está básicamente supeditada a los resultados, y éstos, por ahora, dan la razón al de Carabanchel.

Que cada aficionado es libre de mostrar su opinión en su propio estadio, incluso pitando en el minuto 30 del primer partido de la temporada, por supuesto. Que yo no secundo esa posición, que no voy a pitar (entre otras cosas porque no sé), pues también lo tengo claro. Pero es que aunque supiera hacerlo, nunca pitaré a mi equipo (o mi entrenador) nada más sentarme al asiento en el inicio de curso. La paciencia es la madre de la ciencia, y en ocasiones tan escasa que asusta. Nada más perder el primer partido de la temporada, ya había gente diciendo que si Luis García no se comería el turrón. En agosto. En la primera jornada. Esto es demasiado.

No soy sospechoso de ser pro Luis García ni anti Luis García. Porque en realidad no sé lo que soy. No entiendo el fútbol como él, me gusta más el juego vistoso y de ataque que a él, a quien le tira más la contención. Me aburre, y por momentos desespera el Getafe, sí. Me mosquea aún más que el míster de Carabanchel diga en rueda de prensa que “es imposible jugar con más gente de ataque” cuando dispone de inicio en el mediocentro a la pareja Borja-Lacen. Sus palabras contradicen a sus actos y su juego contradice a sus resultados.

Y, claro, la contradicción se contagia. Personalmente no me gusta cómo viene jugando el equipo, especialmente en la temporada pasada y el inicio de esta (hace dos temporadas no me disgustó). Pero al entrenador que hace que el Getafe juegue así habría que darle, al menos, el beneficio de la duda que le otorga su eficacia en dos años aquí. El tercero no ha empezado bien, con un punto sobre seis, pero acaba de comenzar y no es momento de sacar conclusiones. Si el equipo sigue mal, ya habrá tiempo de criticar; y si empieza a ir bien, habrá todavía más tiempo para que algunos rectifiquen. Tranquilidad y sensatez, que los turrones en agosto se derriten.

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